Visite el Piano Nobile del Palazzo Patrizi

Junto a esta crónica está la leyenda: el orgullo de los Patrizi era decirse descendientes del noble romano Giovanni Patrizi, a quien la Virgen, en tiempos del papa Liberio en el siglo IV, habría expresado en sueños el deseo de ver edificada una basílica en su honor en la colina del Esquilino. La señal divina para la ubicación exacta del edificio fue la famosa nevada fuera de temporada del 5 de agosto del 358, y justo allí donde nevó se construyó Santa Maria Maggiore, una de las cuatro basílicas jubilares de Roma, sobre la que aún hoy se levanta el campanario más alto de la ciudad. Los orígenes de los Patrizi están en Siena, donde las fuentes locales los mencionan ya en el siglo XIII. Los documentos del archivo familiar, en parte conservados en los Archivos Secretos del Vaticano, hablan de santos fundadores de órdenes monásticas durante la Edad Media, de religiosos, de magistrados de la ciudad de Siena, pero también de intelectuales de la corte pontificia, como Francesco Patrizi, filósofo y matemático del Renacimiento en la época del papa Pío II Piccolomini, quien fundó la ciudad ideal de Pienza, uno de los pueblos más hermosos de la Toscana.

Los Patrizi están documentados en Roma a partir del siglo XVI, como abogados consistoriales en la corte papal. El fundador de la rama romana es otro Giovanni, fallecido en 1522: lo recordamos porque estableció una serie de reglas para transmitir los bienes materiales de la casa, indisolublemente solo a los primogénitos varones, en ausencia de los cuales, sin embargo, el último heredero podía adoptar a otro miembro de la familia para garantizar la descendencia. Hay un término que se utiliza para indicar estas restricciones y es «fedecommesso», y todas las familias nobles de Roma utilizaron esta institución durante siglos.

Por ejemplo, Patrizio Patrizi, que en la segunda mitad del siglo XVI fue «conservador capitolino» y gran amigo de San Felipe Neri, a falta de un primogénito varón, adopta como heredero universal a su sobrino Solderio. Con él comienza la historia seiscentista de la casa que ve la repetición de los mismos nombres de bautismo para los varones de la familia: Costanzo, Francesco, Mariano, Patrizio son los más utilizados, hasta nuestros días. Solderio compra un palacio digno de una familia en ascenso: es el actual Palazzo Mattei Costaguti, en el barrio de Sant’Angelo, entre el Gueto y la Piazza Mattei, famosa por su Fuente de las Tortugas. En este palacio, su hijo Costanzo a principios del siglo XVII instalará la prestigiosa colección de arte, compuesta por pinturas y estatuas antiguas.

EL TESORERO COSTANZO: EL NACIMIENTO DE LA COLECCIÓN DE ARTE

Costanzo Patrizi es el primer miembro de la familia en alcanzar los más altos niveles de la carrera eclesiástica: habría sido también cardenal si no hubiera muerto repentinamente en 1624, a los 34 años. Hasta esta fecha fue Tesorero pontificio, un cargo que compró a alto precio, como era costumbre en la época, y que fue confirmado por el Papa Pablo V Borghese, también sienés como los Patrizi. El sobrino del papa era el cardenal Scipione, a quien debemos la famosa Galería Borghese, y es su ejemplo el que sigue Monseñor Costanzo Patrizi, tanto en la creación de la galería de pinturas y la colección de esculturas como en la decoración de su palacio en la Piazza Mattei. En solo 15 años, Costanzo constituye una colección de arte de 200 pinturas, convirtiéndose en uno de los coleccionistas más importantes de la Roma de principios del siglo XVII, como los Borghese, los Ludovisi, los Mattei, los Giustiniani. Sin embargo, no era solo amor por la belleza: el coleccionismo y el mecenazgo eran también estrategias de promoción y exaltación de la casa, como los matrimonios y los vínculos clientelares.

A su muerte llegó el colapso financiero y las deudas por las compras de arte eran enormes: 14.500 escudos por 200 pinturas y 8.700 escudos por más de 100 esculturas antiguas. El palacio de la Piazza Mattei fue vendido a la familia Costaguti (que aún lo posee), pero la colección de arte permaneció con los Patrizi. A mediados del siglo XVII, finalmente la recuperación: el marqués Mariano (los nombres son siempre los mismos, ¿recuerdan?) el 6 de septiembre de 1642 compra a Olimpia Aldobrandini el palacio frente a la iglesia de San Luigi dei Francesi, y es en este edificio de aspecto seiscentista donde hoy los Marqueses Patrizio Patrizi y su esposa Flaminia abren al público por primera vez la primera planta, es decir, el piano nobile, de su histórica residencia. Las noticias sobre este palacio se encuentran al final del recorrido de las salas, junto con la descripción de la escalera monumental, el atrio, el patio y la fachada que les aconsejamos observar al salir. Antes de entrar en las nobles estancias, sin embargo, recuerden a los miembros de la familia que entre los siglos XVII y XVIII contribuyeron a hacer de este palacio una noble morada, tal como ahora la ven: Mariano, que en 1642 compra el palacio a los Aldobrandini y enriquece la colección de arte que su hermano Costanzo el Tesorero reunió a principios del 1600; luego Patrizio, que lo amplía, y finalmente el Cardenal Giovan Battista, segundo Tesorero, que en la primera mitad del siglo XVIII lo hace más cómodo y lo manda redecorar.